Benny Hill no solo fue el rey de las persecuciones alocadas y las caras absurdas: era un tipo bastante peculiar en la vida real. Un maestro del humor visual, sí, pero también un hombre que jamás buscó la fama para socializar o hacer amigos.
Vivía encerrado en su rutina, casi obsesivo con la limpieza y el orden, y prefería la soledad antes que las fiestas o eventos sociales. De hecho, compañeros del set cuentan que Benny era un poco cascarrabias y que su humor negro a veces se filtraba detrás de cámaras, lejos de la risa fácil que veía el público.
Pese a ser millonario, no gastaba ni un centavo de más. Hay una anécdota que cuenta que usaba el mismo traje hasta que literalmente se le caía a pedazos, porque “para qué gastar en ropa si la gente solo mira la tele”. Un tipo con los pies bien puestos en la tierra, o quizás simplemente medio desconectado del mundo real.
Su relación con sus colaboradores era compleja. Por ejemplo, Dennis Kirkland, productor y mano derecha de Benny, contó en su libro que muchas veces Benny era perfeccionista hasta la obsesión, y que los ensayos podían ser duros. Pero también reconoció que tenía un talento único que hacía que todo valiera la pena.
Benny no se casó nunca, y aunque tuvo romances, evitaba la intimidad verdadera. Algunos biógrafos sugieren que ese distanciamiento personal también marcó el tono de sus sketches: mucha distancia, muchas miradas cómplices, pero pocas palabras y poco compromiso emocional.
Lo curioso es que su programa, que parecía simple y superficial, marcó un antes y un después en la comedia visual. Fue pionero en transmitir humor que no dependía del idioma, lo que hizo que fuera un hit global, incluso en países donde nadie entendía inglés.
Cuando el programa empezó a caer en los 80, Benny se negó a cambiar el estilo. Eso lo llevó a que la BBC lo cancelara. Fue un hombre fiel a su estilo, aunque eso lo dejó medio aislado.
Murió solo en su casa en 1992, y fue encontrado varios días después. Lo que queda claro es que detrás del genio del humor estaba un tipo complicado, con sus rarezas y secretos, que hizo reír a generaciones sin pedir nada a cambio.
“Era un tipo solitario, con un talento que nadie podía copiar, y a veces hasta un poco irritable en el set”
- Dennis Kirkland, productor de The Benny Hill Show
“Benny sabía que con una mirada o una carrera loca podía hacer reír más que con mil palabras”
- Un colaborador cercano, citado en biografía no oficial
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