En 2002, la TV se mandó una locura hermosa: una miniserie escrita por el mismísimo Stephen King, con una mansión maldita que no necesitaba fantasmas para dar miedo... porque la casa era el fantasma.
Pero Rose Red no nació como una serie más de horror. King quería hacer su propia versión de La casa encantada, pero con un giro: que el lugar creciera solo, se deformara, y que tuviera personalidad. Y lo hizo en una miniserie de tres partes que no se parecía a nada que hubiese en la tele de ese momento.
“Quería una casa que respirara, que recordara… que no necesitara a nadie para ser peligrosa.”El elenco no era de estrellas rutilantes, pero funcionaba como un reloj maldito. Nancy Travis, más conocida por sus comedias, sorprendió al meterse en este papel oscuro y obsesivo. La profesora Joyce Reardon no era la típica médium de película: era intensa, ambiciosa… y hasta peligrosa.
- Stephen King, *Entertainment Weekly*, 2002
“Joyce me dio miedo desde el primer borrador. No sabía si quería liberar la casa… o ser parte de ella.”La mansión fue construida parcialmente en estudio, pero muchas tomas se hicieron en casas reales de estilo gótico en el norte de Estados Unidos. Y King metió mano en todo: guión, casting, atmósfera, hasta los nombres de los cuartos.
- Nancy Travis, entrevista con *Fangoria*, 2002
“Stephen nos mandaba notas con cambios que parecían menores... pero de golpe te dabas cuenta que todo había cambiado.”Rose Red no fue un hit de rating inmediato, pero con el tiempo se volvió de culto. ¿Por qué? Porque no era puro susto: era lenta, atmosférica, como una pesadilla que no termina. Y te dejaba con la duda de si los monstruos eran la casa… o los que entraban en ella.
- Craig Baxley, director, *TV Horror Companion*, 2003
“No sé si los psíquicos estaban locos, o si la casa los volvía así. Y eso me pareció perfecto.”La música, el diseño de sonido y esos planos donde nada se movía, pero algo pasaba… eran una clase magistral de terror televisivo. King, lejos de los payasos y los cementerios, te clavó una historia de ecos, traumas y espacios imposibles.
- Matt Keeslar, *Sci-Fi Wire*, 2002
📸 Algunas capturas