Corría el año 2001, y mientras Argentina se caía a pedazos, Damián Szifron armaba una de las series más quirúrgicas y originales que tuvo la tele. La idea: un grupo de tipos comunes que resolvían problemas con algo más poderoso que la fuerza... el ingenio. Y sí, el timing no podía ser más acertado: Argentina necesitaba héroes que no volaran, pero que pensaran. Pero, ¿de dónde salieron estos cuatro tipos?
Federico D’Elía, que venía de un perfil más de comedia y personajes secundarios, rompió todos los esquemas como el estratega Mario Santos. Era hijo de Jorge D’Elía (actor clásico del teatro y la TV), pero se hizo su propio camino.
“Yo sentía que ese personaje era otra cosa... más contenido, más calculador. Santos era un cerebro en silencio.”Diego Peretti fue quizás el caso más curioso: psiquiatra de profesión, dejó los consultorios para transformarse en Emilio Ravenna, el maestro del disfraz. Antes de eso, había tenido papeles chicos en cine y TV, pero acá explotó.
- Federico D’Elía, entrevista en Página/12, 2003
“Muchos se sorprendían cuando contaba que era psiquiatra. Pero actuar también es leer personas, ¿no?”Alejandro Fiore, el impasible Pablo Lamponne, venía del teatro y había hecho de todo: unitarios, series, algo de cine. Pero encontró en Lamponne ese silencio contundente que decía más que mil diálogos.
- Diego Peretti, Clarín, 2004
“Gabriel tenía algo mío: esa cosa de escuchar más de lo que hablás. En ese grupo, cada uno tenía su rol claro.”Pero nada fue fácil: la primera temporada se grabó con un presupuesto ajustado, entre apagones, corralitos y quilombos varios. Szifron se las arregló para que cada capítulo pareciera una peli en miniatura, cuidando planos, música, montaje.
- Martín Seefeld, entrevista en La Nación, 2003
“Nos pasábamos noches editando. Queríamos que cada capítulo tuviera nivel de cine.”Después de la serie, cada actor siguió su camino: Peretti se convirtió en una figura del cine argentino con películas como Tiempo de valientes y Los que aman, odian; D’Elía se mantuvo en televisión y produjo obras teatrales; Fiore apareció en múltiples ficciones, desde unitarios hasta policiales; y Seefeld viró también hacia la producción con proyectos como Santos y pecadores. Szifron, por su parte, dirigió Relatos Salvajes, llegó a Cannes y hoy prepara una película internacional de Los Simuladores.
- Damián Szifron, revista Haciendo Cine, 2002
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