Chip Morton y Curley Jones están en New London reparando el sistema de guía de la campana de buceo. Al mismo tiempo, una escaramuza en la sala de control del Seaview, sin darse cuenta, le permite moverse a un campo minado abandonado. El submarino se enreda e intenta liberarse, pero una explosión lo inhabilita y lo envía al fondo. Con la tripulación quedándose sin aire, la campana de buceo es su única esperanza.