Mientras la guerra entre los Kherubim y los Daemonites se libraba en secreto, los animadores de WildC.A.T.s ponían todo su empeño en traer la energía del cómic a la televisión. Inspirada en los trazos y la estética del legendario Jim Lee, la serie buscaba capturar el dinamismo de las viñetas originales: músculos definidos, ángulos dramáticos y escenas de acción que parecían saltar de la página.
El equipo de producción apostó por fondos detallados pero eficientes, combinando escenarios urbanos con tecnología futurista y bases secretas, todo con un estilo que recordaba al anime occidental de principios de los 90. Cada movimiento de los personajes —desde las acrobacias de Zealot hasta los ataques precisos de Grifter— se trabajaba cuadro a cuadro, cuidando que la coreografía de combate mantuviera la emoción del cómic original.
La música y efectos sonoros también jugaron un papel clave: explosiones, choques de espadas y poderes sobrenaturales se mezclaban para darle ritmo a cada escena y reforzar la tensión de la historia. Incluso los colores se eligieron pensando en el contraste: trajes oscuros sobre fondos iluminados, destacando a los héroes mientras la amenaza se acercaba.
Aunque solo tuvo una temporada, WildC.A.T.s mostró cómo una serie animada podía ser un híbrido entre fidelidad al cómic y espectáculo televisivo. Los diseñadores, animadores y guionistas lograron que cada episodio fuera una mezcla de narrativa visual, acción técnica y un estilo inconfundible que dejó su marca entre los shows de superhéroes de los 90.
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