
En 1991, Hanna-Barbera decidió darle una vuelta de tuerca al clásico oso del picnic. Y así nació Yo Yogi!, una serie que trasladó a Yogi Bear y a su pandilla al moderno Jellystone Mall, donde se convirtieron en adolescentes detectives con patinetas, gorras, y una agencia de “objetos perdidos” que, en realidad, resolvía misterios cada semana.
Sí, el oso que robaba canastas ahora perseguía ladrones entre tiendas y heladerías, acompañado por Boo-Boo, Cindy, Huckleberry Hound y Snagglepuss. El villano recurrente era nada menos que Dick Dastardly, que seguía haciendo de las suyas junto a su perro Muttley.
La animación, lejos del estilo clásico de los sesenta, se actualizó con colores más brillantes y un look noventoso total. Incluso hubo episodios en 3D que requerían gafas especiales (sí, esas que venían en las cajas de cereales). Fue una de las últimas series de Hanna-Barbera antes del boom de Cartoon Network, y aunque no duró mucho, dejó una huella nostálgica para quienes crecieron en esa transición entre el Saturday Morning y el cable.
“El personaje que siempre ha estado más cerca de su corazón ha sido un oso epicúreo con un sombrero tipo ‘pork-pie’ llamado Yogi… En muchos aspectos, creo que Joe y Yogi Bear son espíritus afines.”Más allá de su corta vida, *Yo Yogi!* fue el intento más audaz de rejuvenecer un clásico para una nueva generación. Fue extraño, colorido y muy de su tiempo. Un recordatorio de que hasta los íconos del picnic pueden pasar por una fase adolescente. 🍩🛹
- William Hanna, entrevista en Toronto 1995
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